En esta nueva edición de «Todas las historias del mundo» hablamos de Cuba y la situación en la que viven actualmente sus ciudadanos de la mano del dramaturgo y actor Yunior García Aguilera. Les presentamos también su obra «Jacuzzi», con la que pretende reflejar la sociedad cubana. García, quien ha llegado recientemente a España, nos da su testimonio como ciudadano perseguido por la dictadura cubana.
«No entiendo cómo a veces a alguien le cuesta pronunciar la palabra dictadura», afirma Yunior García sobre los líderes políticos que miran a otro lado y se niegan a etiquetar como dictadura a Cuba.
Sobre su salida de Cuba huyendo de la dictadura: «Uno de vez en cuando se despierta con sobresaltos, porque los últimos días en Cuba no nos sentíamos seguros».
¿Los cubanos son felices? Yunior lo tiene claro: «Nadie puede confundir la risa del cubano con la felicidad. Muchas veces la risa del cubano es un mecanismo de defensa».
La enseñanza en Cuba dejaba bien claro cómo debían crecer los alumnos: «Desde niño no te dejan escoger, te dicen que tú tienes que ser como El Ché«. «Los cubanos hacen como que trabajan y el Estado hace como que te paga», añadió entre risas.
La Plataforma Archipiélago debe ser un punto de encuentro para los cubanos: «Somos muchas islas y tenemos que aprender a convivir y respetarnos».
El aparato censor y represor de la dictadura comunista suele utilizar la palabra «gusano» para definir los que ellos consideran como traidores. «Ellos siempre usaban la palabra gusano, porque en eso te querían convertir. Y no respetaban los derechos humanos porque no te consideraban un humano», afirma Yunior García.
Nos quedamos con todas y cada una de las palabras de Yunior, pero apuntamos en negrita la reflexión final: «La Dictadura ha utilizado siempre dos cosas: el miedo y la desconfianza. Hacer que tengas pánico de decir lo que piensas y hacer que no confíes en nadie, ni en tu familia.
Yunior García añade: «Si entendemos que hay que quitarse el miedo y la desconfianza y si la comunidad internacional no deja abandonado al pueblo cubano, se quita esos lentes con los que ha estado mirando de forma distorsionada la realidad de Cuba y comienza a ver que no se trata de un estandarte ni de una isla símbolo, si no de un lugar donde hay seres humanos que están siendo privados de sus derechos, cuando eso pase, vamos a estar cerca de un país digno».
«Ya ni hablo de democracia o libertad que son conceptos amplios, voy a hablar de dignidad. Los cubanos vivimos sin dignidad. La única forma de recobrar la dignidad es no quedarnos solos», finaliza.